El Reloj del Fin del Mundo nació de la desilusión de Albert Einstein. Después de que sus descubrimientos se utilizaran como armas de destrucción masiva en la década de los 40, el inventor alemán decidió redimir sus esfuerzos de investigación con el Reloj del Apocalipsis: el marcador oficial del fin de los tiempos.

Basándose en tensiones políticas, condiciones climáticas y amenazas nucleares, el Reloj del Apocalipsis avanza cada año hacia la medianoche. En ese momento, dicen los científicos que mueven las manecillas, ya no habrá vuelta atrás. Así funciona.

image 123

Según la marcación más reciente del Reloj del Apocalipsis, la humanidad sólo tiene 90 segundos para evitar el colapso de la civilización. Aunque pareciera lo contrario, esta medición no es arbitraria. Por el contrario, se trata de un consenso que dictamina el Boletín de los Científicos Atómicos.

Este círculo de científicos se estableció en 1947, a raíz de las explosiones nucleares de Hiroshima y Nagasaki. Entre los factores que influyen en el avance de las manecillas, desde un inicio se tomaron en cuenta el uso de armas nucleares, así como los conflictos bélicos entre las potencias que resguardan esa tecnología de destrucción masiva.

NO FUE HASTA 2007, SIN EMBARGO, QUE SE AÑADIÓ EL ESTRÉS ECOLÓGICO COMO UN FACTOR DETERMINANTE PARA EL FIN DE LOS TIEMPOS. VISTO ASÍ, EL RELOJ DEL APOCALIPSIS LLEGÓ TARDE A CONSIDERAR LA CRISIS CLIMÁTICA GLOBAL —PERO AHORA SÍ QUE LA TOMA EN CUENTA.

Con la caída de la Unión Soviética, en la década de los 90, el Boletín marcó 17 minutos para el fin del mundo como lo conocemos. Eso sucedió hace más de 3 décadas. Ahora, sin embargo, sólo quedan 90 segundos para «la destrucción total», como lo describen ellos mismos en su portal oficial.

«El peligro es alto; el margen de error, muy bajo«, declaró en una conferencia de prensa la vocera del Boletín de Científicos Atómicos, al anunciar la marcación nueva del Reloj del Apocalipsis para 2023. Para ello, explicó la vocera, requerimos de diligencia y atención inmediatas de los líderes mundiales y la ciudadanía por igual.

En esta ocasión, los científicos movieron las manecillas 10 segundos con respecto al año anterior. Especialmente, por las decisiones erráticas que ha tomado la administración de 

Vladimir Putin sobre su invasión a Ucrania. Esto nos sitúa «lo más cerca que ha estado jamás de una catástrofe global«, alerta el portal oficial de la institución, casi como un presagio oscuro:

Por ello, los investigadores que integran al consejo científico consideran que la posibilidad de que el conflicto se salga del control es considerablemente alta. No sólo eso: según alerta Mecklin en el mismo comunicado, «la humanidad se encuentra al borde de un precipicio», del que seguramente no nos podremos recuperar.

Ante la sordera —o franca necedad— de líderes que consideran que las políticas ambientales son estrategias de mercadotecnia, y el avance de un conflicto bélico delicado, ¿qué podemos hacer, realmente, si sólo nos restan 90 segundos? A veces, el periodismo científico también nos deja sin respuestas.

Fuente: National Geographic

Por Revuelta